Xabier Díaz. Axúdame a sentir
Axúdame a sentir me decía Obdulia con frecuencia, mi abuela materna. Fue una de tantas catedráticas sin título en esa célebre universidad de la vida. Nada hay más necesario que sentir y tampoco hay momento más apropiado para perseguir ese verbo que los tiempos en los que vivimos: las humanidades se difuminan al tiempo que crece el binomio virtual-máquina. Las artes, en general, atendieron históricamente nuestra necesidad de sentir. Ese lugar sin algoritmos es una casa que debemos visitar tantas veces como nos sea posible.

