La ensenada

A enseada de San SimónLa ensenada de San Simón alberga el archipiélago, que está muy próximo a tierra, ya que la playa de la parroquia de Cesantes conforma una lengua de arena que apunta a las islas. Un canal de agua separa las islas del continente, pero es imposible llegar a la isla por una vía que no sea la marítima. Está situada en una hermosa ría, la más profunda y meridional de las Rías Baixas gallegas, que se angosta en el Estrecho de Rande, unidas sus márgenes por el emblemático ponte atirantado que en el momento de su inauguración, en 1978, era el de mayor longitud del mundo.

En la ensenada confluyen aguas saladas y dulces gracias a la desembocadura del Verdugo y del Maceira, creando un ecosistema único, con esteiros y zonas de marisma, con xuncos y colonias de patos, con garzas reales y moluscos, que elevaron este espacio a la categoría de Zona de Especial Protección de los Valores Naturales y Lugar de Importancia Comunitaria en la Red Natura 2000.

La biodiversidad que propició la mezcla de agua doce y salada conforma un escenario típico de las marismas, con el xunco, la verdolaga marina o la spartina marítima como especies dominantes. A eso se unen las llanas intermareais de arena y limo que quedan a cielo abierto cuando baja la marea en esta ensenada de aguas poco profundas, que se convierten en objetivo de numerosas aves que encuentran en los sedimentos de los fondos marinos su alimento y que le ofrecen al visitante aficionado a la ornitología un magnífico espectáculo.

A enseadaGrandes colonias de patos de diversas especies coinciden en la estación invernal con aves limícolas, capaces de emigrar la grandes distancias, frecuentes en medios acuáticos y muy aprezadas porque son un perfecto indicador de la salud ambiental del hábitat que ocupan, normalmente zonas húmedas que sufren continuas amenazas y alteraciones. Entre ellas figuran el llamado bilurico, típico de las lagunas gallegas, así como el mazaricano chiador y el chorlito gris, que conviven con garzas reales, gaviotas y cormoranes.

Los crustáceos, moluscos y cefalópodos acercan la fauna típica de las rías gallegas. Utilizan como refugio y criadero el manto vegetal que les proporcionan las praderas de zosteba, conocida como seda de mar, que al favorecer los procesos de sedimentación origina una gran diversidad y productividad biológica.