Secho en concerto
En estos tiempos donde revisitamos nuestras prioridades, la música emerge como esa compañera necesaria que pone banda sonora a nuestras biografías. En ella escogemos las coordenadas que construyen memoria, sentimientos, sensaciones, huidas, sueños y también las otras vidas que decidimos no vivir. La soledad se mira elegante en sus acordes, señalando un antídoto en cada abstinencia. Para que todo esto pase, alguien tiene que registrar el sonido y, en ese hacer, acercar honestidad, pasión y una voz propia.