A cincenta que non quería comer perdices
Este cuento podría comenzar diciendo: “Una vez había una joven que no estaba sola y unas perdices que volaban felices”, pero no. Esta historia, escrita por Nunila López Salamero nos habla de una joven perdida que pretende desmontar los falsos mitos alrededor del amor romántico, nos habla de tantas historias de princesas liberadas por príncipes azules que, en demasiados casos salen ranas.

