Armazenados
En un almacén vacío de mercancía, nada es más legítimo del que pensarse que el stock son los propios empleados; en este caso, el Señor Lo leí y lo Ni. Y, si los empleados son relegados a la condición de mercancía, estamos ante una perversión evidente: sobre ellos pasan a imperar las leyes de mercado en vez de las leyes laborales, creadas con la intención de asegurarles la tal dignidad, no obstante abdicada en pro de una soldada, presuntamente atribuida en pagada de sus préstamos.