Noites do Porto: M. Ward
Escuché por primera vez a Lady In Satin en un centro comercial en algún lugar de San Francisco. Tenía unos 20 años y no sabía mucho sobre los discos de Billie, su vida o cómo cambió su voz a lo largo de los años. De todos modos, el sonido provenía del otro lado del centro comercial y recuerdo haber confundido su voz con una hermosa guitarra eléctrica perfectamente distorsionada, alguna otra cosa del mundo flotando allí en este extraño y triste océano de cuerdas y quedé enganchado de por vida.