Historia de la cultura gallega

Pergamino Vindel, Martín Codax
Desde la antigüedad existen documentos de historiadores, cronistas y poetas que hablan de los modos de vida de los primeros pobladores conocidos de nuestro territorio, los kallaikoi. La identidad cultural de la Galicia actual tiene su base en esas primeras culturas conocidas que protagonizaron la prehistoria en el noroeste peninsular. Todavía hoy forman parte de nuestro paisaje los monumentos megalíticos y los asentamientos que en la Edad de Hierro acogieron el desarrollo de la llamada cultura castreña, llena de incertidumbres para los historiadores actuales.

Será el dominio romano, a partir del siglo II a.C., el que marque, progresivamente, el comienzo de una nueva etapa, de la cual conservamos numerosos vestigios. Durante la romanización se desarrollaron en Galicia complejas obras de ingeniería e infraestructuras, como la construcción de vías, faros y estructuras defensivas que forman parte de nuestro patrimonio conservado, como la muralla de Lugo, una cultura del aprovechamiento fluvial y nuevas formas de explotación del campo y de la minería. Al mismo tiempo trajeron la base de una naciente lengua gallega que mantuvo palabras de los antiguos pobladores.

Con el comienzo de la Edad Media, suceden en la cultura gallega un conjunto de hechos de alta relevancia. El descubrimiento del sepulcro del Apóstol en el siglo IX inició el nacimiento de un intercambio cultural a través de los movimientos de peregrinación a Santiago de Compostela que, con Gelmírez, se convirtió en centro neurálgico de Europa. Por esas rutas se difundieron conocimientos científicos y el estilo románico que marcó la producción artística de la época. También en el ámbito literario y lingüístico, la cultura gallega tuvo su primera edad de oro en la Edad Media, con la creación lírica de autores como Airas Nunez, Mendiño, Martín Códax o Alfonso X El Sabio.

Esa rica producción y consideración de la literatura y de la lengua empezó a verse relegada desde el siglo XV, con el inicio del declive de la influencia de la nobleza gallega y con el cierre forzado en el XVI de muchas escuelas monásticas. La creación literaria oral y la vivencia cultural popular mantuvieron su riqueza durante los siglos siguientes y, frente a la escasez de textos literarios y científicos del Renacimiento en Galicia, la creación artística en otros ámbitos como la arquitectura y la música estuvo a la par de lo que se producía en otros territorios peninsulares. En el siglo XVI se funda también la universidad compostelana y en el XVII se produce en los centros monásticos un importante desarrollo intelectual, con ilustrados de nivel europeo como Fray Martín Sarmiento o el Padre Feijoo. Se da también entonces una nueva explosión artística en la plástica y en la arquitectura, de estilo barroco, con maestros como Domingo de Andrade o Casas Novoa, y que proliferó tanto en ciudades como en los pueblos.

A pesar de las crisis demográficas y los importantes movimientos migratorios hacia el centro y el sur peninsular y hacia Latinoamérica, Galicia entra en el Romanticismo en el siglo XIX y la literatura gallega vive su resurgir, con autores como Rosalía de Castro, Curros Enríquez y Eduardo Pondal, cuya obra trascendió países y generaciones y es influencia fundamental para toda la creación posterior en Galicia. En sus versos se apoyaron con frecuencia excelentes compositores, como Juan Montes , Chané o Pascual Veiga.

Ya en el comienzo del siglo XX la cultura gallega fue alentada por los movimientos galleguistas, acciones que se vieron truncadas por el golpe de estado en 1936, que sumió a la cultura gallega en una difícil etapa durante los cuarenta años de dictadura franquista. Con todo, ya desde 1949 se fue abriendo paso una nueva generación literaria y desde la década de los 60 comenzaron a hacerse visibles las iniciativas culturales de pequeñas agrupaciones que favorecieron la aparición de nuevas propuestas musicales, teatrales, etc.

Con la democracia (1978) y la consecuente autonomía de gobierno de Galicia (1981), se produjo un amplio desarrollo en la creación cultural y se fue articulando un tejido empresarial en este ámbito, con una mayor profesionalización y proyección internacional, especialmente en el audiovisual, musical y editorial