Evento: Anfitrión
Anfitrión
Un robo, señoras y señores. Eso fue lo que cometió Molière con Anfitrión, el divertido texto original del autor latino Plauto. Y dueño ya de ese suculento botín lo transformó al suyo antojo gracias al enorme talento que poseía. Ahora mi amante Pepón Nieto me ofreció ser cómplice en un nuevo hurto y darle forma a la dramaturgia y dirección de este renovado Anfitrión, tomando como base el texto del dramaturgo francés. Y, amparándome en la célebre frase de “quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón”, no me dolieron piezas en hacer lo que intuyo que Molière hiciera de vivir nos nuestros días. Por una parte, adaptarse a la realidad y reescribir el papel de las mujeres, convirtiéndolas no en simples peones en el varonil tablero de juego sino en verdaderos motores codo a codo con los personajes masculinos. Por otro, profundizar en el juego de la duplicidad y la imagen.
¿Que son las redes sociales, tan en boga, más que un desesperado intento por observarnos desde fuera, darle forma a nuestro propio ser y mostrarnos (con filtros) al mundo y, por extensión, a nosotros mismos? ¿Necesitamos vernos para creernos? ¿Somos víctimas de nuestra propia imagen y semejanza? Anfitrión es una historia de ser clonados que viven la asombrosa paradoja de verse de piel hacia fuera, una mezcla del divino y el humano, las pasiones y los odios, las infidelidades y los deseos, las risas y alguno que otro sentimiento con el sano propósito de entretener.
Por cierto, se ven la Molière sentado por ahí, le digan que no se olvide de apagar el teléfono móvil.