Evento: Sincro

La noche del 1.12.1990 mi padre desaparece. Como si cayera por un agujero, su cuerpo se diluye en una vorágine. La última vez que lo vieron fue saliendo de la sala de fiestas La Luna. Aquí está mi herida en bandeja de plata.

M. P. Marta Pazos trabaja con los puntos de unión de algunos eventos de su intimidad. Aquellos en los que se produce un cambio de rumbo, un encuentro extraordinario que cambia la liñalidade de su historia y la lleva por otro camino. En muchas ocasiones este camino es en gusanillo. En esta pieza a artista une en un círculo su pasado y su presente a través de los dos hombres que le acompañaron en estos períodos. Su padre (un batería desaparecido hace treinta años en extrañas circunstancias) y su marido (un artista amoroso con el que tuvo dos hijos y construyó una bonita vida en común). Un encuentro entre el mundo del visible y el mundo del invisible. Esta obra invoca pues, al extraordinario.

Ficha técnica

Idea y dirección de escena: Marta Pazos Música original y performance en vivo: Hugo Torres sobre registros sonoros del año 1983 de José Ramón Pazos (Pachi) Con: Marta Pazos, Hugo Torres y cuatro figurantes locales Luces: Rui Monteiro Coproducción: Festival Escenas del cambio y #meetyou Valladolid Agradecimientos: Camilla Rizzi. Pieza creada en la Scuola Conia dirigida por Claudia Castellucci y estrenada en el Teatro Comandini en 2020.

Voladora

Voladora lleva desde el año 2007 poniendo los medios para que suceda el imposible. Con un equipo formado por artistas de diferentes disciplinas (artes plásticas, música, cine y escena) capitaneados por Marta Pazos, la compañía sorteó las trampas de la periferia convirtiéndolas en virtudes y parece encontrarse en un permanente estado de crecimiento, sumida siempre en una búsqueda constante de nuevos horizontes que le hicieron deslizarse por todos los lados de la creación contemporánea sin perder nunca sus señas. Voladora trabajó dentro y fuera de nuestras fronteras en formatos reducidos, formatos gigantes, montajes colectivos de índole social, adaptaciones contemporáneas de textos clásicos, nuevas dramaturgias musicales... y un largo etcétera de incursiones en géneros en los que dejó siempre su señal. Sorprende la solidez de su carrera fundamentada, sin más, en una apuesta firme por el cuidado de cada elemento, en una exigencia rigurosa y un amor extremo al arte. Una visión ética del trabajo teatral, ajena al cinismo y cuyos ecos ecoar dentro y también fuera del escenario. Pero, quizás, el más salientable en este caso, no sea la señal que la compañía dejó en esas piezas, sino la huella que todos esos montajes dejó en Voladora, que se presenta, a día de hoy, como una potente máquina de generar experiencias y preguntas sin respuesta.