Evento: Quédate conmigo
Quédate conmigo
Nunca quise que te fueras. Por mucho que hayas pasado una vida intentando convencerte de lo contrario. El barco Valvanera, la lucha, la historia contada una y otra vez. Lo que creías formaba parte de esta comprensión: haber dedicado todos los esfuerzos a sobrevivir, tratar de llegar, ser vista, aprender a nadar. Un desvío necesario para volver al camino verdadero. El de los cometas verdes, los palos en las aceras, y la diversión instantánea con la que no he dejado de jugar contigo. Todo lo demás, y sus imágenes, han sido brillos necesarios. Una historia hilada. El dolor, la soledad, el abandono. Y una experticia a raíz de ellos. Hacerte hábil en tu capacidad por decirte lo mismo cada vez. Por eso las historias no cuentan la verdad. Ni tampoco las imágenes. No están ocurriendo en el momento en el que estoy contigo. El origen de toda imagen es una falsa creencia de dolor. De ahí que las acopiaras durante tanto tiempo. Creías poder estar cerca de mí.
La ficción se parece mucho a la verdad. Por lo demás, no tengo el menor reparo en que te relaciones con ella. Por eso volver es ordenar. Y el orden es importante. No un archivo, ni una colección. Sino la exactitud de lo que siempre has sabido; la comprensión precisa de que no he ido a ningún lugar, de que nada que no sea contigo es real. Es el orden de las órbitas, y también el de cada desplazamiento que creías errático. Completar una coreografía.