Poblado de Covallos en Montefurado (Quiroga)

El poblado de Covallos de Montefurado representa un elemento singular que ilustra la transformación del paisaje a mediados del siglo XX cuando se construyeron los grandes embalses. El poblado fue promovido por Iberdrola para albergar al personal que iba a trabajar en la central de Montefurado, que se encuentra a muy poca distancia, y las otras centrales del Sil que estaban en las cercanías. En el año 1954 los ingenieros J. Trincado, F. Gómez y Y. Casado diseñaron sobre el río Bibei un nuevo embalse antes de su desembocadura en el Sil y vinculada a esta obra de ingeniería nació este poblado que siguiendo los criterios de la época planteaba una urbanización a modo de pequeña ciudad con todas las infraestructuras necesarias para su desarrollo y diferentes tipologías arquitectónicas para uso administrativo, educativo, comercial, religioso, o viviendas para las diferentes escalas de los trabajadores.

Las construcciones combinan la mampostería de granito con ladrillo cerámico encalado y loseta para los tejados. El interés de este conjunto es su homogeneidad, disposición sobre el territorio y el modelo de asentamiento social ligado a un trabajo y una empresa específica, tipología que se encuentra repetida en otros casos a lo largo de la Ribeira Sacra.

El terreno sobre el que se construyó el poblado de los Covallos es una antigua explotación aurífera romana que se encuentra emplazada en la ladera izquierda del cauce del río Sil realizada sobre un pequeño depósito de masas de aluvión consolidado formado en la era Terciaria.

Se trata, por lo tanto, de un yacimiento secundario con un espesor de aluvión considerable sobre el que, en la época galaico-romana, se emplearon técnicas de beneficio de carácter masivo, en concreto las conocidas como talas de minado, "ruina montium" o "arrugia". Sobre los restos de esa explotación se encuentra el poblado.