Paisaje cultural

Los criterios para la delimitación se fundamentan en el concepto de paisaje cultural, que integra la relación del hombre y la naturaleza, identificada como un paisaje cultural orgánico y vivo que conserva una función social contemporánea vinculada a los modos de vida tradicionales y que prosigue en su proceso evolutivo y al mismo tiempo presenta pruebas materiales manifiestas de interés singular de ese proceso evolutivo a lo largo del tiempo.

El objetivo de esta delimitación es fijar el límite de los valores principales a proteger, divididos en tres grupos: naturales, en los que se combinan factores climáticos, geomorfológicos, acuáticos y biológicos; culturales, en relación con los bienes existentes con la máxima protección y otros elementos religiosos, seculares y etnológicos; y mixtos, que reflejan la interacción hombre-naturaleza en la construcción de este territorio.

Para abarcar los tres grupos de valores principales se tuvieron en cuenta los siguientes criterios:

  • Geomorfología de los cañones y de sus afluentes principales, abarcando riberas, y bordes de la bocarribeira.
  • Bienes de Interés Cultural existentes, más aquellos de valor extraordinario que se han identificado en la revisión de la información y datos existentes, así como sus contornos de protección.
  • La construcción del territorio en bancales, que en su mayoría se encuentran en las laderas con máximas pendientes.

La extensión de un paisaje cultural orgánico, vivo en el sustento de lo tradicional, respetuoso con las huellas que testimonian su devenir y que dirigen su futuro, se fundamenta en su funcionalidad y en su inteligibilidad: el ámbito elegido representa la totalidad del paisaje cultural que ilustra, aunque esta efectivamente es más extensa.

La delimitación se fundamenta en el estudio conjunto de todas las variables para tratar de objetivar tanto los hitos límites (Belesar, Peares y Torbeo) como la línea que debe representar un límite tangible, que se materialice en el espacio. El paisaje es una larga línea flexible con su eje de los canales del Miño y del Sil hasta su confluencia, que son el hilo conductor del territorio y de sus elementos más significativos.