La Ribeira Sacra es un paisaje cultural que reúne todas las características para ser considerada no solo de un valor singular para la identidad del pueblo gallego a lo largo del tiempo, sino un ejemplo significativo de valor universal que atestigua el intercambio de valores humanos, desde la presencia prehistórica en la que el pensamiento abstracto se materializa en el respeto a los muertos y en la idealización de la naturaleza y del universo observable plasmado sobre la piedra; la explotación de los recursos minerales estratégicos; el ascetismo, la contemplación y la vida natural de los eremitas y monjes; el asentamiento y asimilación de creencias religiosas y espirituales a través de los más hermosos y complejos monumentos en los que se grababa en la piedra también su doctrina; el cultivo intensivo de peadas pendientes para su venta e intercambio a lugares lejanos; e incluso la explotación del potencial hídrico para la producción de energía imprescindible para el sostenimiento de los estándares de confort de la vida actual, ... todo eso en un escenario complejo para el uso, también a pie, y de impresionante belleza estética, conformado poco a poco, con la mano, piedra sobre piedra, creando el socalco, pero también la misma tierra y las especies que cultivan.
Una tradición cultural que permanece de forma viva, presente en cada metro del terreno, en las gentes que son herederas de cientos de miles de pequeños predios que siguen usando y ser su sustento, y que hacen viable su vida en comunidad.