Monasterio e iglesia de San Paio de Abeleda (Castro Caldelas)

Es un monasterio fundado por la orden de San Agustín, y fue la única casa que esta orden tuvo en la Ribeira Sacra, un territorio colonizado por los monjes negros de Sao Bieito y blancos de San Bernardo. Las referencias más antiguas datan del año 934 y aluden la existencia de un cenobio en esta zona, de la cual no conservamos restos salientables.

La iglesia actual es una obra del siglo XII que presenta planta de cruz latina de una sola nave de tres tramos abovedados y separados por arcos fajones. La cabecera está compuesta por una capilla de planta semicircular que tuvo cubierta de madera. La construcción tiene la particularidad de que el interior de la iglesia conserva las cales y restos de la policromía que presentaban capiteles románicos, todos ellos decorados con motivos figurativos que representan demonios o figuras monstruosas.

De la fábrica medieval se conserva la portada de acceso al cementerio que puede vincularse a talleres de cantería del siglo XII y XIV. Conserva sus columnas con los relevos de los dos principales apóstoles de Cristo, San Pedro y San Pablo que sostienen un arco apuntado con una arquivolta que enmarca el lintel en lo que aparece a relieve del Pantocrator.

A la época moderna, especialmente a los siglos XVI-XVIII, corresponden las dependencias monásticas que se conservan en malas condiciones. El elemento más destacable es el claustro que responde la tipología de los modelos de los siglo XVI.

La raíz de la desamortización los canónigos de San Agustín fueron expulsados del monasterio y la Casa de Alba adquirió la propiedad del cenobio mientras que la iglesia pasó a depender del obispado de Ourense al convertirse en templo parroquial, hasta que en 1972 se clausuró. A partir de este momento, el conjunto de Abeleda quedó abandonado, acelerándose la ruina y el deterioro del mismo. La iglesia perdió su cubierta, los retablos que aún se conservaban fueron espoliados y algunas piezas de valor, como la pila bautismal del siglo XIII, fueron trasladadas a la capilla de Soutelo. Aunque el estado del conservación del conjunto es malo, existe un reconocido movimiento social con el apoyo local para promover su recuperación y la integración de este singular monumento en algún uso que revitalice a su contorno y ponga en valor las partes de él que se conservan.