La casa tradicional

La casa labriega de las cuencas del Miño y del Sil se caracteriza por una forma rectangular expuesta al sur a media pendiente, de dos alturas, alguna de ellas parcialmente enterrada con el objeto de obtener espacios óptimos para la conservación del vino, pero con múltiples variaciones y alteraciones producidas por la múltiple naturaleza de las singularidades de la topografía. Los accesos habituales son por terrazas o pasillos de escasa altura y de cierta amplitud que colaboran a las funciones agrícolas y al acondicionamiento ante los límites climáticos. Las casas tienen función de vivienda, bodega y establo, que se separan por gruesos muros estructurales y de escasas aberturas.

En el interior las divisiones son escasas, alguna pared para aislar la cocina, que en ocasiones se desplaza cara el corredor en las viviendas más sencillas. En las más complejas se distribuye con divisiones en cuartos, sala y cocina.

En los núcleos de mayores dimensiones son también habituales casas de tres pisos, los dos primeros parcialmente soterrados, con la planta baja dedicada a la bodega, con un amplio portalón de dos hojas, y de común entre medianeras, que ejemplifica el crecimiento asociado a una explotación más sistemática del vino en el siglo XIX y XX. La planta primera será la del dormitorio principal y la sala, mientras que la última, que también tendrá acceso directo desde el exterior por la parte posterior, acoge la cocina.

El material de construcción es variado, respondiendo a la naturaleza del suelo. La presencia de la piedra suele hacer innecesaria la cimentación y permite una ejecución rápida con el material accesible, ya sea esquisto de escasa calidad, con la introducción puntual de perpiaños de grano o guijarros, hasta granito de buena calidad. Entre la heterogeneidad de materiales destaca, por lo general, la técnica de la piedra en seco de procedimientos más modestos.

Como se indicó, las aperturas y huecos suelen ser de pequeño tamaño, con cargadores y linteles precarios, marcos de madera o pequeños arcos de descarga de mampostería. El mayor de los huecos será la puerta de la bodega, en la que también se disponen rejas practicables. Complementariamente destaca el uso de la paja y el barro o de los barrotes de madera como técnica para la ejecución de tabiques o incluso de cerramientos exteriores no estructurales, que suelen coincidir con los corredores y las fachadas principales, y las técnicas de esgrafiado, con muestras fantasiosas de formas animales y orgánicas que decoran la piel exterior.