Las bodegas y los sequeros

Es la propia vivienda la que suele recoger las funciones de bodega, establo, corral y granero. La disposición compleja sobre el terreno y la escasez general de terreno disponible justifican la acumulación de funciones en las casas localizadas en las riberas más pendientes.

Destaca por el contrario la construcción de bodegas de guardia en los propios viñedos. Son construcciones ejecutadas con las mismas técnicas de uso de la mampostería y la piedra en seco, recogida del propio lugar y cimentada directamente sobre los bancales de las laderas y como continuidad de ellos. Plantas rectangulares o cuadradas de un solo hueco de acceso, generoso, normalmente con una puerta de dos hojas, y algún pequeño hueco de ventilación sin contras y resguardado. Las coberturas, normalmente a un agua, siguen la caída de la pendiente y, en su posición parcialmente soterrada pueden ponerse como ejemplo de integración en su ambiente. En casos excepcionales, existen agrupaciones de estos conjuntos de bodegas, como el caso de Vilachá, o grandes bodegas retiradas de las pendientes, a medio camino de los núcleos de los valles altos, que siguiendo una tipología y funcionalidad semejante consiguen una mayor dimensión, o construcciones de tipo cueva, con una fachada y una cubierta que se extienden a la entrada de un espacio excavado en la tierra.

Estas dependencias pueden acoger los lagares, que en el caso de las casas grandes y de los pazos de la zona eran dependencias asociadas a la propia edificación principal, aunque también existen muestras de lagares rupestres, localizados en las propias laderas e inmediatos a las videiras, de los que apenas queda la huella sobre la roca al haber perdido su funcionalidad.

En relación con el uso de la castaña, también puede destacarse la presencia, al pie mismo de los castaños y alejados de los núcleos de población, de los sequeros, construcciones de la misma tipología de piedra en seco destinadas al secado de la castaña. Estas dependencias, como las bodegas de guardia de los viñedos, podían acoger en las temporadas de trabajo la residencia provisional de las personas que las trabajaban.

En su interior se diferencian los espacios de una pequeña cuadra para cebar a los cerdos con el producto sobrante, un almacén de leña y zona de paso y un hogar en el que se hacía el fuego para el secado de la castaña en un hórreo, una trama de madera a altura del piso en el que extender las castañas. En otros núcleos existen también agrupaciones de sequeros, normalmente de pequeñas dimensiones y orientados a la entrada de los caminos.